Es un fragmento de su "Discurso sobre la Dignidad del Hombre", publicado cerca de la navidad de 1486, hace 580 (quinientos ochenta y seis ) años atrás, hago mías sus deseos y esperanzas.
El habla en el fondo de la sabiduría, de la filosofía, de la verdad...
"...nos mostrará la vía hacia la paz y nos servirá de guía, y ésta, viéndonos llegar, de lejos nos gritará: «Venid a mí, vosotros que estáis cansados. Venid y os restauraré. Venid a mí y os otorgaré la paz que no pueden daros el mundo ni la naturaleza».
Y así, respondiendo a esos suaves llamados, tan benignamente invitados, con los alados pies de Mercurio, volaremos hacia los brazos de la beatísima madre, y allí, de la ansiada paz gozaremos; paz santísima, unión eterna, amistad concordante por la cual todos los seres animados no sólo coinciden en esa Mente celestial y única que está por encima de toda mente, sino que además, de un modo sublime se confunden en uno sólo. Esta es la forma de amistad que los pitagóricos llamaron el propósito de toda filosofía. Esta es la paz que Dios predica en su morada y que permite a los ángeles descender a la Tierra y anunciar a los hombres de buena voluntad para que también ellos, los hombres, asciendan al cielo por ella y se vuelvan ángeles.
Auguremos, por lo tanto, esta paz a los amigos. Auguremos también esta paz a nuestro siglo. Fomentemos su prédica en todos nuestros actos, invoquémosla para nuestra alma, ..."
Pico Della Miràndola